
Cómo negarlo si llegan momentos
en que no puedo nisiquiera
fingir que todo esta bien.
Verte a su lado, tomandole la
mano como si fuese la persona
más sagrada en tu v da, hasta
diría la última, me molesta.
Me causa este fuego en el
estómago, estas nauceas en la
graganta, que queman, que
desgarran más que nada.
En otras palabras, me da asco
cómo me has dejado por ella,
como si en cierto modo las
personas fuesen juguetes o
figuritas repetidas, reemplazables
unas por otras. No me averguenzo
de esto, ni de contarle a la gente
que es eso lo que me provocas,
que ella tan extravagante, con cara
de come hombres, me genera odio.
Pero después de todo, por algo me
dejaste, por ella, hubo un motivo,
tuvo que haber uno. Al menos uno.
Te conozco lo suficiente como
para saber que no fue un capricho
y que tampoco fue amor lo que
sentiste por ella. Se que nunca la
amaras, que la querras pero un día
ya no será suficiente. Así lo quisiste.
Intentando borrar el pasado,
superponiendo recuerdos, sólo
conseguiste remarcar esos
momentos que te marcaron, que
nos marcaron, para siempre.
Y si bien me irrita verte sonreír
mientras la ves a los ojos, más que
irritarme, más que molestarme,
más que odiarlo, más que amarte,
me duele.
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