domingo, 20 de enero de 2013
Y solo quedo yo, yo y este libro a mi costado, y la pila de libros que me quedan por leer. Son lo único que me queda, los libros. Claro, también me queda mi inagotable reflexión de la vida que me lleva, a escribir. A veces quisiera ser como una de esas chicas, que se mueven en la vida con tanto estilo, como sabiendo todo de todo, sabiendo lo que provocan a los demás y ellas estando seguras de sus movimientos y esencialmente de su porte, quisiera no pensar y simplemente lanzarme a los hombres como ellas que deben de haber tenido con mi misma edad más de cinco novios. Acá estoy, debo verme patética, en control sobre la situación, sabiendo que en cualquier momento la vida puede llevarme a una situación que me desborde y me haga estallar. He vuelto a ser esa piedra sin sentimientos, y ya no temo por eso. He vuelto a ser esta introvertida que prefiere contarle a una hoja su día que a una persona que finge interes. Me he convertido en esta fría y manipuladora persona que no para hasta conseguir lo que quiere, sólo para encontrar una excusa que la lleve a sentir algo, aunque eso, sea solamente dolor.
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